jueves, 21 de agosto de 2008

Oh, Maria


Oh María, confiamos a ti el apostolado de los laicos, el ministerio de los sacerdotes, el testimonio de los religiosos.
Oramos para que las vocaciones sacerdotales y religiosas sean sentidas y seguidasextensamente por la gloria de Dios y la vitalidad de la Iglesia.
que la nueva primavera de vocaciones, su nuevo crecimiento en la Iglesia entera, sea una prueva significante de tu presencia maternal en el misterio de Cristo en nuestro tiempo, y en el misterio de la Iglesia por toda la tierra. Amén (Papa Juan Pablo II).

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